Ilustre Cabildo Superior de Procesiones de Totana

Al concluir la Guerra Civil la Hermandad encargó una imagen al escultor valenciano don José María Ponsoda y Bravo que había tallado la de la patrona de Totana, santa Eulalia de Mérida. La dureza de las formas con que esculpió el rostro del Nazareno resultó llamativa para los miembros de la Hermandad. Por ello a mediados de 1945 pidieron al escultor totanero don Antonio Ruiz Diaz que actuara sobre ella a fin de adaptarla a la estética de las gentes de esta tierra. El señor Ruiz, escultor de las dulces líneas de la Santa Verónica y de la serenidad de san Juan, supo obtener de la imagen de Nuestro Padre Jesús esa necesaria transformación que se le demandaba. Desde entonces esta imagen, continuando la devoción desarrollada en los siglos anteriores, ha calado en la fe y en la piedad de Totana.

Por acuerdo de la Hermandad la imagen de Jesús Nazareno se restauró a finales de 1996 en Priego de Córdoba por don Cristóbal Cubero Molina, a fin de recuperar las policromías y conseguir unas mejores proporciones para la escultura. Esa restauración impregnó una dureza al sufrimiento de Cristo más propia del vehemente dolor de la escultura barroca andaluza, resultado un tanto extraño al modo de ver de nuestra tierra, más en sintonía con el dulce sufrimiento de las imágenes de Salcillo. Tras algunos retoques en la policromía, la profundidad de esta devoción y el cariño que se le profesa han asimilado esta intervención, necesaria e imprescindible por otra parte para conservar tan preciado tesoro.

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