Desde los primeros años la Hermandad se encuentra con la dificultad de disponer de un espacio propio en donde custodiar su patrimonio. Sabemos que las imágenes se guardaban en domicilios particulares y que, igualmente, se tenía que pedir prestado un local para arreglar los tronos de cara a participar en los desfiles procesionales. Aunque en 1956 se acordó iniciar gestiones para adquirir un solar en el que edificar una nave para propiedad de la Hermandad, en la que poder conservar imágenes, trono y enseres, esta propuesta no se pudo hacer realidad hasta 1971, cuando siendo presidente don Francisco Zamarreño Cayuela se adquirió solar en el antiguo paraje conocido como «Oliveras del Molino», actual urbanización de El Parral, calle San Antonio. Sobre este solar de 114 metros cuadrados se edificó la sede, espacio no sólo con capacidad para albergar el patrimonio, sino también para facilitar el encuentro, la amistad y la cercanía de los hermanos en torno al proyecto de vivir en hermandad los valores que proclama el Evangelio.